La pandemia causada por el COVID-19 afecta a todas las personas por igual, con independencia de su raza o procedencia. No debe haber estigmatización, discriminación o xenofobia contra determinado grupo de población por el hecho de ser migrante, ni asociarse esa condición de extranjería con la de ser portador del virus: cualquier ser humano puede convertirse en portador del COVID 19.

Las personas migrantes no son un vector del COVID-19, son seres humanos que tienen derechos. Uno de ellos es el derecho a acceder a los servicios públicos de salud en cualquier lugar de México en donde se encuentren. Ello implica que las autoridades deben garantizar que pueda recibir atención médica con independencia de estatus legal.

En un mundo interconectado y globalizado, donde millones de personas se movilizan a diario, las enfermedades infecciosas como COVID19 pueden entrañar riesgos para países, poblaciones y comunidades. Hay riesgos evidentes para la economía y la salud pública, pero también otros menos visibles como el de la discriminación. A menudo el origen de los prejuicios y la discriminación proviene del miedo: la discriminación a hacia los que viajan o vienen de otros países no tiene que ver nada con el COVID-19. Es otro virus llamado xenofobia.

La OIM reitera la necesidad de que los enfoques ante la contingencia del COVID-19 sean incluyentes hacia las personas migrantes, y hace un llamado a los países para garantizar que las personas migrantes y otros no nacionales sean consideradas en la planificación, respuesta y mensajes de salud pública con independencia de su situación legal. Entre otras cosas, esto implica: un uso de un lenguaje adecuado hacia ellas, que se les faciliten recomendaciones culturalmente apropiadas, y que se garantice que todos los migrantes, en situación regular o irregular, puedan acceder a los servicios de salud, sin temor a estigma, arresto o deportación.

E estigma y la discriminación hacia las personas migrantes debilitan los esfuerzos de prevención, atención y apoyo a ese grupo de personas, lo que puede aumentar el impacto de la epidemia del COVID-19 en individuos, familias, comunidades y países.

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