América Latina y el Caribe son testigo del mayor flujo de personas refugiadas y migrantes en la historia de la región. Más de seis millones de personas migrantes y refugiadas de Venezuela han abandonado su país de origen y más de cinco millones han sido acogidas en la región.

La pandemia de COVID-19 ha ahondado las desigualdades existentes y ha incrementado la vulnerabilidad de las personas refugiadas y migrantes en la sociedad. Los efectos sobre las condiciones de vida, la seguridad, la dignidad y la salud de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela y de sus comunidades de acogida han sido dramáticos.

En México los movimientos mixtos que comprenden múltiples nacionalidades que viajan en rutas terrestres desde la frontera sur a la norte, entre ellas personas migrantes y refugiadas de Venezuela, han creado una tensión sin precedentes en las comunidades de acogida y ha puesto a prueba las capacidades de las autoridades mexicanas.

Las entrevistas realizadas por los socios de Respuesta por Venezuela (R4V) a personas refugiadas y migrantes de Venezuela que se encontraban en tránsito a lo largo de la frontera norte de México en 2021 revelaron que muchos llegaron como parte de grupos de movimientos entre países de acogida irregulares e informaron que habían decidido trasladarse de los países de acogida previos motivadas por las tensiones con las comunidades de acogida, la xenofobia y la reducción en las oportunidades de acceso a medios de vida.

Según las evaluaciones conjuntas de necesidades realizadas en septiembre y octubre de 2021, las principales preocupaciones de protección identificadas incluyeron la detención en los puntos de entrada, las amenazas de deportación, las dificultades para presentar solicitudes de asilo dentro del límite de 30 días, las complicaciones para acceder a los procedimientos de reunificación familiar y la precariedad de los medios de vida y las condiciones socioeconómicas.

Las necesidades más apremiantes en México se relacionaron con la protección, la integración y la ayuda humanitaria, en particular la atención médica. Las personas de Venezuela entrevistadas identificaron la falta de acceso a documentación y el recurso a empleo informal (frecuentemente con salario insuficiente, sujeto a explotación y sin seguro social) como las preocupaciones principales. También identificaron el acceso a la atención médica como una necesidad prioritaria, dado el acceso limitado que tiene la población venezolana a servicios médicos especializados, en particular durante la pandemia de COVID-19.