“Vivir con terror eso es ser una chica trans en Ciudad Juárez", cuenta Grecia, fundadora de Respetttrans, primer albergue LGBTI+ en esa ciudad. Su vida como activista y enfermera la han convertido en un referente para la comunidad. Hace tres años sus ahorros sirvieron para mantener a salvo a 16 chicas en un pequeño hotel después de haber sido desalojadas de un albergue. Hoy dirige un albergue para más de 200 personas.

“Inclusión” es una palabra que se escribe con rosa en Respetttrans, y no por seguir ningún estereotipo asignado a un género: se escribe así porque es el color de la primera casa que pudo albergar a las mujeres migrantes transexuales que transitan por nuestro país.  

“Era un cascarón”, así lo describe Grecia al contar cómo lograron que entre toda la comunidad una persona accediera a rentar un espacio para personas con una orientación e identidad de género diversa en esta urbe del norte de México.  

La alegría llegó al vecindario cuando las mujeres salieron a bailar a las calles de manera espontánea, sin temor al qué pensarían de ellas los vecinos. Para la comunidad fue un elemento sorpresa al inicio, después un motivo para sacar una silla a la acera y disfrutar el espectáculo. El mirar al otro como alguien que también vibra, siente y sonríe, como alguien que es igual a mí, desencadenó la necesidad de convertirse en una comunidad, las “chicas de la casa rosa” comenzaron a recibir cobijas, algunos víveres, pero sobre todo aceptación.

El trabajo de Grecia como activista LGBTI+ ha rebasado más allá de una colonia. Como enfermera del Hospital Regional ha creado una pequeña pero efectiva red de apoyo con sus compañeras enfermeras que conocen su proyecto: “Cuando no me alcanzaba el dinero para pagar la renta mis compañeras me apoyaban. Lo que nos ha hecho más fuertes es el apoyo de #OIMMéxico, nos han dado colchonetas, insumos de limpieza y tarjetas para comprar comida. A través de esta organización han llegado otras que nos han brindado otro tipo de ayuda, como terapia psicológica,” me cuenta.

Entre las 200 personas que comparten espacio en Respetttrans, hay familias. La primera llegó hace un par de meses; un hombre y una mujer con un bebé en brazos tocaron su puerta buscando un espacio: “Aceptar a una familia fue una forma de mostrar que todas las personas podemos convivir sin importar nuestra identidad u orientación de género, yo no quiero rechazarlos como la sociedad lo ha hecho con nosotras. Ese día que tocaron la puerta, les abrí y les ofrecí comida, después me aseguré de que pudieran quedarse y ahora forman parte de nuestra comunidad”, explica Grecia. 

Solo basta terminar de escucharla para saber que es una mujer excepcional, una mujer trans que se desempeña como enfermera en una ciudad con altos niveles de violencia y que, por si fuera poco, dedica el resto de su día a ayudar a personas migrantes diversas, muchas de las cuales lo han perdido todo y buscan una segunda oportunidad.  

Grecia es sinónimo de comunidad e inclusión.

#ItTakesACommunity

 

Texto y foto: Laura Cabello