Tapachula (México) – Un proyecto agroturístico mexicano que cada año emplea a personas de Guatemala en la cosecha del café preservó los empleos de sus trabajadores extranjeros y mexicanos en Finca Hamburgo, sur de México, a pesar de la pandemia, una buena práctica que les ha permitido contribuir al desarrollo de su comunidad.

“Cada año ellos (personas migrantes de Guatemala) vienen a trabajar a lo que es la tapisca del café, que son cinco meses (…) Tuvimos unos patrones, unos jefes, humanos, que sí cerramos tres meses (...) pero lo que sí nos ayudó, ellos nos ayudaron a nosotros, es que no hubo una disminución de empleo”, explicó Patricia Camas Méndez, gerente operativa de Finca Hamburgo.

En una visita a la finca, Patricia explica que las personas migrantes que cada año contribuyen a recoger el café son fundamentales para el negocio.

“Son cinco meses, que nos vienen a alegrar, y ya cuando se van la finca queda un poco triste porque se van ellos, se tienen que ir nuevamente a su lugar”, explica la gerente.

Mujeres y hombres van cada año, por cientos, a la finca, y no dejaron de hacerlo el pasado año, a pesar de que el hotel ecoturístico que ella gestiona dentro de la finca estuvo tres meses cerrado.

“Gracias a Dios hubo cosecha (de café). No vino mucha gente como se planeaba, pero vendrían unas 200-250 personas, pudieron trabajar un poco”, apunta Patricia.

Entre quienes les visitan, destaca el tesón de las mujeres migrantes, que “tienen que hacer todo el esfuerzo, a ver de dónde sale todo ese esfuerzo, para poder darle un poquito de economía a sus hijos. Y lo hacen contentas, la verdad, contentas. Y ya cuando toca la hora, salen corriendo a cortar su café y ya de regreso, no quejándose ni llorando, ni nada, al contrario: vienen sonrientes porque ya sacaron el día para llevarle una mejor comodidad para sus hijos”, explica.

La pandemia por COVID-19 tampoco afectó a las personas mexicanas empleadas en la finca, a quienes se les respetó el sueldo en un acto de responsabilidad que impidió que los ingresos de la gente se vieran afectados por la contingencia.

Los propietarios de la finca, de origen alemán, “trajeron víveres para tener acá, para comprar, para que la gente de aquí, de Finca Hamburgo, no bajara a la ciudad para no enfermarnos, para no estar saliendo, para cuidar a nuestras familias, a nuestra salud”, añade la gerente.

La experiencia de Finca Hamburgo fue presentada en septiembre en un foro de buenas prácticas organizado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, como un proyecto de responsabilidad social corporativa que contribuyó al desarrollo de esta comunidad rural ubicada en la región del Soconusco en Chiapas, sur de México.

Allí, a 1.250 metros de altura, en la Sierra Madre de Chiapas, se impulsa un modelo de desarrollo para sus trabajadoras que proporciona a ellas y a sus familias viviendas con cocina, sanitario, lavandería, luz y agua. También hay escuelas y servicios médicos las familias de las trabajadoras.

#ItTakesACommunity

#MujeresRurales, #mujeresconderechos.

Vídeominuto sobre Patricia Camas Méndez.

Texto: Alberto Cabezas

Fotografías: Alejandro Cartagena.

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